Los polifenoles son metabolitos secundarios que producen las plantas a modo de defensa cuando se exponen a situaciones de estrés, como por ejemplo, mucha radiación ultravioleta.
Están presentes en alimentos como frutas y verduras, Té verde, frutos secos, cacao, aceite de oliva. Aportan color, olor y amargor.
Pero más allá de estas caracteristicas organolépticas, diversos estudios y metaanálisis científicos han relacionado, con varias evidencias, su consumo a largo plazo con una mayor protección ante el desarrollo de cánceres, problemas cardiovasculares, diabetes, osteoporosis y enfermedades degenerativas.
Estos beneficios se deben a que poseen un gran poder antioxidante. Imagínalo de esta manera, las células del cuerpo respiran y como consecuencia producen radicales libres. Estos agentes son hasta cierto punto necesarios para el mantenimiento de la salud, pues participan, por ejemplo, en la defensa contra virus y bacterias patógenas. Pero en exceso producen daños en las células, contribuyendo a un envejecimiento prematuro y al desarrollo de las enfermedades mencionadas.
El organismo genera diferentes sustancias antioxidantes para mantenerlos bajo control y muchos alimentos vegetales también aportan compuestos antirradicales, como es este caso, el de los POLIFENOLES.
Ahora vamos a un punto muy importante ¿Los polifenoles potencian la salud de nuestra MICROBIOTA INTESTINAL?
Nuestra microbiota intestinal ha sido muy estudiada estos últimos años debido a que juega un papel muy relevante en procesos biológicos de nuestro cuerpo, entre ellos potenciar nuestro sistema inmune, regular nuestro estado de ánimo, absorción de nutrientes, regular nuestra digestión, entre otros.
Sus funciones dependen principalmente de su composición (diversidad de especies y cantidad), las cuales están condicionadas por nuestro estilo de vida ( estrés, alimentación, uso de antibióticos y antiinflamatorios), por ejemplo se ha visto que una alimentación mediterranea contribuye a un aumento en la abundancia de especies consideradas bacterias beneficiosas. Pero por otro lado, el patrón de alimentación occidental actual, rico en grasas saturadas y azúcar, se relaciona con una composición alterada de la microbiota (menos diversa), la cual parece estar implicada en el desarrollo de enfermedades metabólicas inflamatorias, como la obesidad o la diabetes.
Los POLIFENOLES acá jugarían un rol fundamental, ya que se ha estudiado que al llegar al colon se generan metabolitos secundarios, como es el butirato, un ácido graso de cadena corta, el cual posee efectos antiinflamatorios. Por otro lado, generan cambios positivos en la composición de la microbiota, aumentando su diversidad.
Todo ello termina por reducir la inflamación del intestino, lo que ayudará a mantener la función de la barrera intestinal y rebajará la cantidad de mediadores proinflamatorios que llegan al torrente sanguíneo (que producen alteraciones metabólicas en diferentes órganos y tejidos).
Además, numerosos estudios indican que los polifenoles también inhiben rutas de síntesis de mediadores proinflamatorios y aumentan la expresión de proteínas de unión estrecha en los enterocitos, ayudando a reducir la HIPERPERMEABILIDAD INTESTINAL.
En este sentido, la ingesta de polifenoles regularía la composición de la microbiota y su funcionalidad. De lo que se deduce que consumir alimentos ricos en polifenoles podría ser una estrategia efectiva para mantener una microbiota sana. Todo ello sin obviar que ciertos factores, como la genética o el estilo de vida de un individuo, pueden influir en la salud de la microbiota intestinal.
Fuentes naturales de Polifenoles:
- Maqui
- Uvas.
- Arándanos.
- Frutillas.
- Frambuesas.
- Granada.
- Manzanas.
- Berenjena.
- Vegetales rojizos y morados.
- Frutos secos
- Aceite de oliva
- Té verde.
- Lentejas.
- Manzanilla.
Referencias:
- Scalbert A, Manach C, Morand C, Remesy C. Dietary polyphenols and the prevention of diseases. Crit Rev Food Sci Nutr. 2005;45:287–306. [PubMed] [Google Scholar]
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